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Colaboraciones bajo como sea cualitativamente alcanzable). Para lograrlo se podría emplear un enfoque flexible. Las autoridades deben dejar claro cuáles son las reglas básicas: qué harán o qué no harán, cuáles son los recursos disponibles y cómo se asignarán. Finalmente, se señaló que, en este plantea- miento, la cuestión de quién paga resulta crucial. Otras consideraciones Los debates de los talleres se centraron en los diferentes sectores: nuclear, médico y exposiciones existentes. Evi- dentemente, hay enseñanzas reales concretas para cada sector individual. Además, surgen varios temas comunes importantes que merecen una mayor atención. En particular, existen similitudes entre la exposición ocu- pacional y la exposición médica. En el campo médico, los trabajadores tienen un amplio conocimiento de la radia- ción. Además, los aspectos fundamentales del proceso ALARA están claramente alineados con los atributos más importantes de una cultura de seguridad (radiológica) para los trabajadores y para los pacientes y, por tanto, es proba- ble que se integren mejor en la organización: – implicar a todas las partes involucradas en la exposición; – implantar una formación y entrenamiento adecuados; – mantener un ambiente de trabajo que facilite el diálogo abierto y los desafíos; – aprender y compartir de las experiencias; – despertar un fuerte compromiso por parte de la direc- ción; – desarrollar un sistema de gestión integrado que pro- porcione un marco adecuado para la consideración del principio ALARA. Adicionalmente, se reconoce la necesidad de centrarse en las situaciones de mayor exposición (teniendo en cuen- ta tanto la dosis individual como la colectiva), prestando especial atención a áreas clave como, por ejemplo, gran- des modificaciones de diseño en una instalación nuclear, o en el ámbito médico las dosis en TC y en radioterapia. Por el contrario, si el público es el aspecto fundamental del proceso de ALARA, la dinámica puede ser muy diferen- te, especialmente cuando la presencia de la fuente radiac- tiva es molesta o controvertida. En esos casos, es poco probable que las partes principalmente interesadas tengan un conocimiento adecuado de la radiación y sus efectos (al menos, al comienzo de cualquier proceso) y, a menudo, las situaciones transcurren en un ambiente de "mucha tensión" con falta de confianza entre las partes. Por este motivo, es necesario centrarse mucho más en el proceso de trabajar conjuntamente, incluyendo el avance hacia un entendimiento común y una mejor comprensión del riesgo radiológico y la radiación en el medio ambiente, en el contexto de otros riesgos y preocupaciones asociados a la situación. Existen cada vez más experiencias de partici- pación de los interesados que pueden servir para abordar con éxito estos desafíos. De hecho, está comprobado que, en determinadas situaciones en las que se requiere una actuación continuada a más largo plazo, puede ser muy útil trabajar en equipo para desarrollar una "cultura social de protección radiológica". Sin embargo, en determinadas situaciones de exposi- ción del público, incluyendo, por ejemplo, los vertidos al medioambiente, existen evidencias de que se pone más énfasis en la minimización que en la verdadera optimi- zación. Existe el temor de que se haya perdido o no se haya considerado útil el concepto de "razonabilidad" en el proceso de toma de decisiones, con reticencia a dar un peso significativo a los factores económicos y haciendo demasiado hincapié en el "tan bajo como" en lugar de en el "razonablemente". Los talleres han puesto de manifiesto una aceptación creciente de la necesidad de considerar más valores, ade- más de las consideraciones sobre "relación calidad-precio" para la sociedad. Se está reconociendo la necesidad de un debate en el que se incluya asegurar el balance entre los valores éticos: dignidad (garantizando la participación de las partes interesadas), prudencia (garantizando un nivel de seguridad adecuado) y beneficio (interpretado, en términos generales, como garantizar el uso más adecuado de los recursos de la sociedad). Es interesante constatar que las consideraciones previas de los análisis coste-bene- ficio, con un "valor alfa" que define el valor monetario del Sv-persona, tenían como objetivo abordar este aspecto. Aunque los análisis coste-beneficio todavía pueden des- empeñar algún papel, la experiencia ha demostrado que normalmente no suponen una contribución predominante a la opinión general de lo que es "razonable". Ofrecer una visión más amplia, que incluya el objetivo de asignar el valor razonable al dinero, continúa siendo un desafío. Se acepta ampliamente que la optimización de la expo- sición es un proceso que requiere juicios y que no existe una fórmula única que conduzca a un resultado determina- do. Algunas propuestas sugieren que debería haber unos umbrales mínimos, por debajo de los cuales no habría necesidad de considerar la optimización. Hoy por hoy, este planteamiento no cuenta con un amplio respaldo y la mayoría de los expertos cree que deberíamos tratar siem- pre de ser "razonables" y, por supuesto, parecer "razona- bles". Sin embargo, existe una preocupación generalizada sobre lo que parece ser una tendencia a administrar "dosis cada vez más bajas". Es preciso que haya un mayor con- senso entre todas las partes interesadas sobre la necesi- dad de centrarse en las dosis más altas, en tanto que se garantice una atención proporcional a las exposiciones menos significativas. Para las exposiciones ocupacionales y médicas más bajas, se debería poner el foco en desarrollar y apoyar una cultura de seguridad que sea efectiva para todos los riesgos. Para las exposiciones del público, no hay mejor opción que el compromiso prudente y empático con todas las partes interesadas relevantes, que reconozca también la necesidad de distribuir adecuadamente los recursos de la sociedad. 30 Jean-François Lecomte et al - RADIOPROTECCIÓN • No 97 • Marzo 2020 


































































































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