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Colaboraciones de próximos estudios. Otra posible medida de optimización es la colocación de protectores de plomo en los ojos del paciente. Sin embargo, la diferencia significativa en la dosis recibida en ambos ojos (3-5 veces mayor en el ojo izquierdo que en el derecho) probablemente se deba al hecho de que se recibe la máxima radiación durante las proyecciones laterales. Además, para las proyecciones AP, el sistema de control del exposímetro automático aumentaría significati- vamente la dosis al introducir un elemento radiopaco en el área central del campo, lo que haría que la herramienta de protección fuera contraproducente. Por último, deberían ser aplicables las estrategias habituales de optimización, como el uso de protocolos pediátricos específicos de baja dosis, una mayor colimación para reducir el campo de visión, una colocación del detector de imágenes lo más cerca posible del paciente, retirar la rejilla antidifusora y realizar la angio- grafía ocular utilizando fluoroscopia en lugar de angiografía por sustracción digital \\\\\\\\\\\\\\\[5\\\\\\\\\\\\\\\]. Se encontró buena correlación entre la estimación de las dosis absorbidas en cristalino de los pacientes y los indicadores de dosis registrados por el software de gestión automática de dosis, con un R2 de 0.65-0.81. El aumento de la confianza estadística de los resultados requeriría realizar más estimaciones con dosímetros colocados en los párpados del paciente. Debido a la correlación positiva observada entre las magnitudes, podríamos estimar la dosis del cristalino del paciente sin colocar dosímetros en los ojos durante los procedimientos, y monitorizar por tanto su evo- lución. Estos resultados pueden ser de aplicación en otros salas de intervencionismo, siempre que los indicadores de dosis PKA y Ka,r se hayan corregido utilizando multímetros y películas radiocrómicas debidamente calibradas, y la dosis en cristalino se haya estimado utilizando dosímetros cali- brados también apropiadamente. La geometría del arco intervencionista debe ser igualmente considerada para que el modelo de regresión obtenido se aplique correctamente. Como se mencionó anteriormente, la literatura sobre este tipo de tratamientos es limitada. Sin embargo, existen estudios con los que podemos comparar algunos resulta- dos (Tabla II). Cooke et al. \\\\\\\\\\\\\\\[26\\\\\\\\\\\\\\\] y Gobin et al. \\\\\\\\\\\\\\\[27\\\\\\\\\\\\\\\] obtienen valores de dosis en cristalino de 1 a 2 órdenes de magnitud inferiores a las de nuestro estudio, posiblemente debido a que en estos trabajos ya se habían realizado procesos de optimización. Sin embargo, nuestros resultados son simi- lares a los de Thampi et al. \\\\\\\\\\\\\\\[14\\\\\\\\\\\\\\\], y considerablemente más bajos que Vijayakrishnan et al. \\\\\\\\\\\\\\\[25\\\\\\\\\\\\\\\]. Por lo tanto, se observa una gran variabilidad en la literatura en términos de dosis en cristalino de los pacientes, problema que posiblemente esté relacionada con la optimización de los protocolos de adquisición, así como con la experiencia y los métodos uti- lizados por los médicos involucrados en el tratamiento. En términos de los indicadores de dosis, podemos comparar nuestro promedio ponderado del kerma en aire en el punto de referencia intervencionista con la dosis máxima en piel en los procedimientos de radiología intervencionista más comunes (como embolizaciones o angiografías) presen- tados por Orbach et al. \\\\\\\\\\\\\\\[28\\\\\\\\\\\\\\\], Realson et al. al. \\\\\\\\\\\\\\\[29\\\\\\\\\\\\\\\] y Thie- rry-Chef et al. \\\\\\\\\\\\\\\[30\\\\\\\\\\\\\\\] (el Ka,r puede considerarse un límite supe- rior de la dosis máxima de piel). Los valores de dosis en piel correspondientes fueron un orden de magnitud mayor que el Ka,r obtenido en nuestro estudio, lo que puede deberse a la alta complejidad de los procedimientos de interven- ción considerados. En términos de PKA, Boddu et al. \\\\\\\\\\\\\\\[31\\\\\\\\\\\\\\\] presenta un resultado para el valor medio en el tratamiento de retinoblastoma de un orden de magnitud similar a nues- tro promedio ponderado. Finalmente, las Guías Europeas sobre los DRL pediátricos \\\\\\\\\\\\\\\[8\\\\\\\\\\\\\\\] presentan un <PKA>3/4 para la embolización de cabeza un orden de magnitud mayor que nuestro resultado. CONCLUSIONES Se ha determinado un valor típico de dosis para el trata- miento de retinoblastoma por quimioterapia intraarterial supraselectiva en pacientes pediátricos, obteniendo PKA = 16 Gy · cm2 y Ka,r = 130 mGy (n = 35). En 10 intervenciones, se estimó con dosímetros OSL la dosis absorbida en crista- lino de los pacientes, resultando valores medios de 44.23 ± 2.66 mGy para el ojo izquierdo y 12.72 ± 0.89 mGy para el ojo derecho. Además, se obtuvo una buena aproximación de la dosis absorbida en cristalino utilizando los indicadores de dosis proporcionados por el software de gestión auto- mática de dosis, con coeficientes de correlación cercanos a 1. Utilizando esta información, podemos deducir que el umbral para la aparición de cataratas radioinducidas puede superarse si el tratamiento de retinoblastoma guiado por quimioterapia intraarterial se realiza en más de 8 sesiones.      Edad promedio (meses) No estudios Ka,e (mGy)        Cooke et al. (2014) 24 4 0.18 ± 0.10        Thampi et al.(2013) 15 16 20.2 ± 11.9        Gobin et al. (2012) 15.5 16 0.99        Vijayakrishnan et al. (2010) 29 11 166.8         Este estudio 27 35 Izquierdo: 64 ± 2 Derecho: 21 ± 1    Tabla II. Dosis en cristalino por procedimiento para pacientes pediátricos, número de estudios y edad promedio reportados por diferentes autores. 62 A. Obesso et al. - RADIOPROTECCIÓN • No 98 • Junio 2020 


































































































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