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Colaboraciones
 Al ser una mesa donde nos sentamos todos para debatir la situación, nos podemos permitir trabajar en soluciones cor- tadas a medida para las nuevas problemáticas presentadas. Surgen nuevas situaciones cada año, y eran impensables años antes. Poe ejemplo, el procesamiento de material férrico desclasificado proveniente de desmantelamiento de centrales nucleares, de material procedente de incidentes o de detec- ciones que se mantenga por debajo del nivel de desclasifica- ción pero próximo al mismo, procedimientos abreviados para materiales que son de frecuente aparición como pueden ser pararrayos radiactivos, detectores iónicos de humos etc., fal- sos positivos por sensibilidad extrema de los pórticos y otros.
Este mundo cambiante y dinámico permite la identificación casi continua de áreas de mejoras dentro del Protocolo. Estas incluyen tanto mejoras técnicas como mejoras de gestión. Preci- samente el elevado nivel técnico de las discusiones con el paso de los años y el conocimiento acumulado lo convierte en el foro perfecto para debatir y acordar mejoras. Además, dichas mejo- ras adoptadas han sido valoradas previamente desde el punto de vista de todos los implicados. Este conocimiento también viene marcado por una acumulación ingente de información que permite afirmar que el Protocolo de Colaboración para la Vigilancia Radiológica es el foro con mayor información y conocimiento del mundo sobre la posible mezcla de material radiactivo con la chatarra para su reciclaje.
Es esta la información que conviene explotar al máximo. Está muy bien saber qué actividad exacta tienen las fuentes detectadas, su distribución por radioisótopos, por citar algu- nas de las informaciones que frecuentemente analizamos; pero esta tiene mucho más valor para la gestión interna del CSN y de Enresa que para la industria del sector. Nuestro interés como industriales se centra más en saber por qué viene, por qué se “traspapelan”, de dónde vienen, con qué frecuencia, por qué no se han detectado con anterioridad, qué falla en las revisiones previas, qué hacer si se fundiera o procesara una fuente según su tipología, etc. Dando un paso más adelante y haciendo un análisis profundo de la mucha información existente podríamos promocionar las mejores prácticas de algunos o prácticas a desterrar de otros, así como líneas de mejoras de todos.
Otro aspecto que se desea destacar muy especialmente en esta introducción, es que el personal relevante de los recuperadores y de las acerías está siendo formado por los mejores expertos mundiales en la materia. Tenemos diferentes niveles de temarios preparados para diversos perfiles de responsabilidad dentro de las factorías. Tanto el CSN como Enresa, y colaboradores suyos nos ha permitido formar a nuestros trabajadores y técnicos de un modo muy enfocado. De nuevo el Protocolo, como no puede ser de otra manera, se realimenta del conocimiento que él mismo va generando.
Es por todo esto que el Protocolo de Colaboración para la Vigilancia de los Materiales Metálicos se ha convertido en referencia mundial en la materia, y la práctica totalidad de las acciones internacionales al respecto beben de sus princi- pios básicos.
aNtECEdENtES y CoNtExtualizaCióN
El Protocolo surgió hace 20 años para dar respuesta a un problema que hasta ese momento era conocido pero no se había sustanciado. La chatarra férrica puede haber in- corporado en las fases previas de recolección, antes de su reciclado final en los hornos, material radiológico inadverti- do (material contaminado radiológicamente, materiales de radiactividad natural, artículos de consumo con pequeñas fuentes o fuentes radiactivas que hubieran derivado hacia la chatarra en vez de su gestión específica).
Fue necesaria la colaboración de todos los actores, ges- tores de residuos radiactivos (Enresa), ente regulador (CSN), Ministerio de Energía (actualmente Minteco) recuperadores, aceristas y otras industrias metalúrgicas, puertos del Estado, y representantes de los trabajadores (sindicatos) para afron- tar la solución. No se trataba de culpabilizar a nadie, se tra- taba de buscar una solución que satisficiera razonablemente a todas las partes.
Tras 20 años de experiencia, incluyendo varios incidentes de los que hemos aprendido muchísimo, podemos decir, sin vanagloriarnos, que España es el país con mayor conoci- miento sobre la presente problemática del mundo. Tenemos la información detallada de todas y cada una de las deteccio- nes, de todos y cada uno de los incidentes, tenemos cerca de 1500 trabajadores formados al respecto, y un trabajo conjunto que ha permitido la mejora continua del sistema.
Desde el sector siderúrgico coordinado por Unesid el plan- teamiento es muy claro. Queremos aminorar nuestro riesgo y el de nuestros trabajadores al máximo pero haciéndolo com- patible con nuestra actividad: producir acero competitivo en el mercado de un modo seguro, respetuoso con el medioam- biente y con nuestros trabajadores.
Por ello, el leitmotiv del sector desde hace algunos años es transmitir que ya estamos en condiciones de dar un paso más allá. Desde el sector siderúrgico estamos promoviendo, al igual que hemos promovido internamente, sistemas dupli- cados y hasta triplicados en nuestras factorías, nuevas líneas de defensa más allá de nuestras verjas. Esto es, anticiparnos en la cadena de suministro, tanto nacional como internacio- nal, y a la par poner en valor el esfuerzo que se hace en España para que pueda ser reconocido por los usuarios que utilizan un acero seguro.
El objetivo es que otros países desarrollen sistemas de control similares para que las fuentes no lleguen a nuestros puertos. Solicitamos como condición sine qua non para im-
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S. Oliver • RADIOPROTECCIÓN • No 92 • Julio 2018




















































































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